Un día tenía que escribir sobre los amigos no virtuales que nos acompañan en este camino. A veces podría parecer que sólo nos relacionamos a través de pantallas y antenas, me he quejado alguna vez en este blog de encontrarme muy sola y poco comprendida por mi entorno. Todo esto es cierto. Pero ¿como era?: ¿Dios los cría y ellos se juntan? pues así fue, y hoy ya no estamos tan solos aunque a menudo tengamos que hacer kilómetros para encontrarnos.
Hace meses Axel se llevó una gran desilusión con uno amigo un poco mayor, que él creía el mejor del mundo. Eso duele mucho y la heridita tarda en curarse. Pero hoy creo que casi ya está. Desde hace unos meses nos estamos viendo con otras familias, familias que aceptan y entienden nuestra elección de educar de manera no convencional y nos dan su tiempo, su apoyo, su amistad.
La sonrisa dulce de Marcos, su "Anna, ¿como estás?"playa, remo, delfines y arena negra de los Gigantes, el barro de las charcas de Erjos, el frío de la noche en Arico...
Maya y Thalhal son los más cercanos. A ellos les debemos muchas tardes en casa, maravillosos paseos en kayak, paseos por la naturaleza, playa y montaña, una acampada que hicimos juntos y tantas otras cosas. El pequeño Marcos no va al cole y a menudo nos viene a buscar por las mañanas para ir a jugar a la pelota o hacer carreras de bicis en el campo de fútbol del pueblo. Su hermana Isora ya está terminando la Primaria, pero es una buena amiga nuestra a pesar de la diferencia de edad. Es una chica estupenda. Ella es la que contagió a Axel su entusiasmo por los caballos y nos dio tanta risa cuando jugaban los dos a girar envueltos en una enorme hamaca como si fueran un par de lombrices.
Hector y Bjela viven un poco lejos, justo por el otro lado de la isla y tienen dos hijos que también crecen sin escuela. Nico, el pequeño va por las mañanas a jugar a una escuelita
libre estilo Waldorf, mientras Adri aprende y disfruta este tiempo en casa. Las tardes las pasan juntos. Cuando les conocimos no ha sido muy fácil la adaptación, ellos están muy acostumbrados a estar juntos. Axel decía que es como introducirse en una manada establecida de elefantes, pero les hemos dado tiempo para conocerse, les hemos organizado salidas a los parques, a escalar en la montaña, a visitar el museo, a jugar... y ahora ya está.
Disfrutan de su mutua compañía, piden verse, han descubierto intereses comunes, y nosotros los adultos también coincidimos en tantas cosas que se nos van pasando las horas muy deprisa. La verdad que ha sido una suerte encontrarles.
Gracias a Hector y sus relaciones "vecinales" hemos podido organizar una excursión exclusiva al Observatorio Astronómico del Teide, con un guía personal de categoría, en la que hemos podido encontrarnos tres familias homeschoolers. Pudimos darles a nuestros hijos la oportunidad de preguntar a un científico todo lo que querían saber, poder ver de cerca varios telescopios, entrar donde trabajan los que observan los cielos y donde se registran e interpretan los datos obtenidos. Y claro está, aprovechar cada rincón para ... jugar.
A tres cuartos de hora están Vicky y Gabin, su hija Mónica y la pequeña Laura que vemos siempre que podamos, aunque desde que Mónica va al colegio tiene ya mucho menos tiempo. También están Silvia y Javi amigos de hace años que estamos recuperando a pesar de la distancia, con esa pequeña maravilla de Erica y su hermano mayor Oscar, un chico alegre, creativo y muy gracioso que hace que Axel se sienta bien cada vez que coinciden.
Y finalmente Javi y Leo, unos "padrinos españoles" que hemos adoptado. A falta de descendencia propia (por el momento ;)) están disponibles para los hijos de sus amigos y familiares. Desde siempre nos acompañan amistosamente a pesar de no comprender muy bien el porque de algunas cosas. Si pudiera elegir un maestro para acompañarnos en los paseos en la naturaleza sería sin duda Javi, que sabe tanto y lo sabe transmitir tan bien que es una pena que decidió hacerse mecánico de aviones y mudarse a trabajar en Barajas. ¡Suerte que no paga los vuelos y lo tenemos a menudo en la isla!
Algunas veces viene Dani, el hijo de nuestro vecino y allí se forma un juego maravilloso de dos cabezas pensantes que se complementan en la invención de historias. Es bonito ser testigo de ello. Mucho menos frecuentes son las visitas de otros dos niños que nos traen mucho juego, pero bueno, las distancias y la falta de tiempo de los niños envueltos en cantidad de actividades escolares y extraescolares junto con la falta de tiempo de los padres hace imposible que nos veamos mas a menudo. Jazmina y Ky y sus mamás se han ido de la isla a buscar sitios mejores donde vivir, aunque siempre nos traen buenos recuerdos y ya son parte de nuestra vida.
A todos ellos gracias de corazón por existir y por todas las horas que nos han dedicado y por todos los momentos tan bonitos que hemos disfrutado en su compañía.