Libertad es siempre la libertad del que piensa distinto.


Rosa Luxemburgo

viernes, 9 de noviembre de 2007

Los bebés y aquel 8 de noviembre

Amigos ¡Como pasa el tiempo!
Cumplo años. No es que me preocupe demasiado, pero desde siempre me ha gustado recordar este día mis fiestas de cumpleaños cuando niña, a mis amistades, a mis hermanos, a mis padres.....
Pienso también en aquella vez cuando era pequeña, pequeñita, cuando era bebé, cuando nací.... ¿Es bueno pensar en las carencias que podía haber sufrido aquellos días? ¿o por el contrario quedarse con lo bueno, con la imagen de un recién nacido regordete y sonriente? Mi madre me cuenta que el otoño aquel año era magnifico, los arboles vestidos de oro y rojo aún no han tenido tiempo de abandonar a sus hojas.... Pero hoy de nuevo me puse a pensar en el amor que necesita cada bebé y digo "necesita" y no "desea" porque son más importantes las necesidades que los deseos. Que pena no haber nacido en otro momento, en otro lugar, en otra cultura.... Mis padres, en otro momento, en otro lugar y en otra cultura hubieran sido unos padres magníficos y yo seguramente sería otra persona, no sé. Tal vez llegaría antes y por el camino más recto a lo que soy hoy...

En un foro de crianza encontré esta entrevista a SUE GERHARDT considerada una de las mayores expertas mundiales en su campo, ha dedicado toda su vida profesional al estudio de los bebés: a la influencia del afecto en el desarrollo emocional de los más pequeños y a sus efectos en la vida adulta. Aquí explica la importancia del amor como modulador de cambios cerebrales en los bebés.

Eduard Punset (EP):
Tu mensaje principal es que la mejor manera de abordar las enfermedades mentales, incluso la delincuencia y la violencia en nuestra sociedad, es ocuparnos de los niños, algo que no hemos hecho adecuadamente.
Sue Gerhardt (SG):
Bueno, mi mensaje principal es que hay que ocuparse de los bebés, y ahí estriba la verdadera dificultad, porque de alguna manera no logramos dar suficiente importancia a los bebés; hablamos de los niños, y muchos hablan de los niños pequeños, pero casi nunca se habla de los bebés. Y creo que la primera infancia es en realidad la base de la salud mental. Por eso debemos atender mucho más a lo que sucede en ese período.
E P: Porque dices que los primeros años tienen una importancia enorme.
S G: Crucial, sí.
E P: ¿Por qué? ¿Por qué los primeros dos años?
S G: Los primeros dos años, y también el período en el útero, del cual yo no hablo en mi libro, pero que según los últimos descubrimientos desempeña un papel fundamental. Pero, ciertamente, desde el momento del nacimiento hasta los dos o tres años, se desarrollan muchos sistemas importantísimos en el cerebro, especialmente los que utilizamos para gestionar nuestra vida emocional: la respuesta al estrés, por ejemplo. Los diferentes circuitos bioquímicos cerebrales en el cerebro superior, concretamente en la región orbitaria frontal, se empiezan a desarrollar en ese…
E P: En ese período.
S G: En ese período crucial, sí.
E P: Y ésta, realmente, es otra de tus contribuciones al debate: sugieres que lo que sucede en los dos primeros años, sea lo que sea, repercute en esa parte del cerebro que no se desarrollará hasta años más tarde, pero en la que dejará una marca para siempre. ¿Es así?
S G: Sí. Todos estos aspectos tan importantes de desarrollo cerebral suceden de modo postnatal, tras el nacimiento. No se nace con ellos, ni tampoco son automáticos, sino que dependen de las experiencias que vive el bebé con los adultos o con las personas que lo cuidan. Por supuesto, la primera infancia no lo explica todo, porque el cerebro sigue desarrollándose durante toda la vida, y sin duda durante la infancia, pero los primeros años son un período concentrado en el que el cerebro establece conexiones a la mayor velocidad de crecimiento que jamás alcanzará. ¡Dobla su tamaño! Todos los sistemas son más susceptibles a influencias mientras se están desarrollando, y su principal desarrollo acaece en ese período.
E P: Así que, realmente, lo que afirmas en tu magnífico libro, Why Love Matters, es que, para que un ser humano sea independiente, debe haber sido primero un bebé dependiente.
S G: Exacto: eso es.
E P: Y es este tema de la dependencia el que desconocemos. ¿Sabes? Es gracioso, pero he visto, incluso en mi familia, o en las familias de amigos, situaciones en las que, cuando el bebé empieza a llorar desde la cuna, la abuela, la madre y la hermana del bebé reaccionan de manera diferente. Una puede salir corriendo hacia el bebé para que deje de llorar, la otra tal vez diga: «déjale llorar durante un rato, así aprenderá disciplina», y la otra dirá: «¡no! Lo mejor es que llore hasta que se canse». ¿Sabemos algo, en realidad? Tengo la impresión de que no estamos aprendiendo nada al respecto…
S G: Pues no es una ciencia exacta, el cuidado de los niños no es una ciencia exacta, depende de cada niño, y de lo que cada niño pueda tolerar. Lo importante es que el bebé no se estrese demasiado. Si no lo hace, sea cual sea la manera en la que sus padres le cuiden, le irá bien. Pero el problema es que si este proceso persiste durante demasiado tiempo, o se cronifica durante semanas o meses, puede tener efectos muy perjudiciales,
especialmente para los bebés. Algo que creo que debo explicar es que los bebés no pueden gestionar un estrés excesivo. No pueden deshacerse de su propio cortisol. Como adultos, nosotros sí podemos, hemos descubierto maneras de gestionar el estrés. Llamamos a un amigo, o nos vamos a tomar algo…
E P: Sí.
S G: O nos tomamos una taza de té, o un baño caliente, lo que sea.
E P: Para librarnos del estrés.
S G: Sí, tenemos varias maneras de calmamos. ¡Pero los bebés no! No pueden gestionar su propio cortisol, dependen de los adultos para eso. Y a los bebés les resultan estresantes cosas relativamente pequeñas. Por ejemplo, para un bebé estar lejos de su cuidador durante demasiado tiempo es muy estresante, ¡porque le va en ello la supervivencia! Un bebé no sabe si sobrevivirá o no: necesita a alguien que le cuide.
E P: En lo que respecta a la organización del trabajo, al papel de la mujer en la sociedad, a la educación… es fantástico, ¿no? Cuando pienso en el grado de ignorancia sobre las emociones de adultos y bebés, me pregunto cómo demonios sobrevivieron nuestros antepasados, o nuestros padres… Dices que ahora sabemos un poco más al respecto, pero que todavía no se ha difundido a la sociedad. ¿Qué podríamos hacer para difundirlo, para cambiar los sistemas educativos, si es que sabemos exactamente qué hacer?
S G: Creo que debemos ayudar al cuidado de los bebés en la primera infancia con estrategias nuevas, porque desde la revolución de la mujer, ¡la situación ha variado mucho!
A mi clínica acuden madres que dicen que van a dejar a su hijo o hija en una guardería (y hablamos de un bebé de unos cinco meses) porque el bebé necesita vida social. Creen que necesita vida social, estimulación. ¡Pero los bebés no necesitan este tipo de estimulación! Lo que necesitan es una atención personalizada, los cuidados y la receptividad de alguien que los conozca perfectamente y que pueda entenderlos y regularlos bien. Esto es lo que pone en marcha el sistema, de hecho.
Por eso creo que debemos replantearnos cómo cuidamos a nuestros bebés, ¡y con esto no quiero decir que haya que retroceder y hacer que la mujer se quede en casa! En lugar de eso, creo que debemos avanzar y pensar en estrategias para ayudar a los padres a llevarlo mejor y a tener más información sobre las necesidades de los bebés, a contar con más apoyo y a tener redes comunitarias e instituciones que les brinden ayuda de una manera realmente activa.
E P: ¿Crees que es una idea popular? ¿Es políticamente correcto poner de nuevo a los bebés en el centro de nuestras preocupaciones? Lo digo porque a nadie parece importarle demasiado…
S G: ¡No! ¡Es muy difícil hacer que la gente hable de los bebés! Muy difícil, porque los bebés se consideran aburridos, insulsos, nada interesantes. Muchas personas creen que los seres humanos no son interesantes hasta que aprenden a hablar y tienen un cerebro que les permite comunicarse verbalmente. ¡Pero, en realidad, los bebés son increíblemente interesantes! Y cuanto más entendemos lo que acaece dentro del cerebro de un bebé, más interesante se pone la cosa, sin duda.
E P: … ¿Pero cuál es el siguiente paso? ¿Qué hay de la escuela? Ante todo, es importante que tengan la seguridad y la autoestima necesarias para manejarse en el mundo exterior… ¿pero qué debería lograr la escuela, los años de escolarización? ¿Tal vez despertar la curiosidad, favorecer la búsqueda de relaciones, de conocimiento?
S G: En realidad no estoy muy capacitada para responder a esta pregunta, porque lo que yo estudio son los bebés, pero lo que sí que sé es que los niños que tienen unos vínculos afectivos seguros funcionan mejor en la escuela, su rendimiento es superior en todos los aspectos. Consiguen más cosas, y además logran entablar una mejor relación con sus compañeros. ¡Pero hay tantas cosas que han pasado ya cuando llegan a la escuela!
E P: ¿Y qué deberíamos hacer con los bebés? La verdad es que no sabemos muy bien qué hacer. Lo que sí sabemos, gracias a experimentos con ratas y cabras, es que lamer a las crías o acariciarlas les da un sentimiento de bienestar… ¿pero qué más? Es decir, además de lamer a las crías, ¿cuál sería tu consejo para los padres?
S G: ¡Mi consejo sería no lamer a los bebés!
E P: ¡No!
S G: Aunque probablemente no haría ningún daño…
E P: ¿Qué les dices a tus pacientes, básicamente?
S G: Pues bien, mi consejo sería, supongo… que el tacto está resultando muy importante para el desarrollo. Así que hay que sostener en brazos al bebé, llevarlo a los sitios, tocarlo… todo lo que genere placer, de hecho; porque las pruebas parecen demostrar que las sustancias bioquímicas relacionadas con el placer y con todo lo que genera placer realmente ayudan a que se desarrollen las funciones superiores del cerebro. Por tanto, mantener el contacto visual, sonreír, jugar, y divertirse con el bebé... Tener en brazos al bebé, tocarlo, masajearlo… todas estas cosas ayudan mucho, no solamente porque quizá formen parte de la gestión del estrés, sino también porque ayudan a la región orbitaria frontal del cerebro.
Para algunas enfermedades mentales, como los trastornos de la personalidad (y ahora hablo como psicoterapeuta que trabaja con adultos que padecen algún trastorno o se sienten infelices) la investigación actual demuestra que, en los trastornos de la personalidad, concretamente, todo apunta nuevamente a la primera infancia. Hay una enfermedad llamada trastorno límite de la personalidad…
E P: Sí.
S G: Y quienes la padecen tienen problemas bastante graves… pues bien, al empezar a investigar sus cerebros, se ha descubierto que las partes cerebrales que se desarrollan en la primera infancia… la respuesta al estrés, los niveles de cortisol… todo es muy alto. Y hay una hiperactividad en la amígdala, el sistema de detección de amenazas. Las regiones orbitarias frontales, las que podrían ayudarles a gestionar el estrés y calmar la amígdala…
E P: Se reducen…
S G: Se reducen o directamente son inactivas… y lo mismo sucede con otras partes prefrontales del cerebro que participan en la gestión de las emociones. Cuanto más sabemos de neurociencia, más claro resulta que hay muchos problemas en la sociedad (ya sea la conducta antisocial, o los trastornos de la personalidad o la conducta, los pacientes en centros de salud mental… no hablo de la esquizofrenia, sino de trastornos de la personalidad y depresión y problemas de este tipo) que están muy, muy relacionados con la primera infancia, así que si queremos proteger a la sociedad de las consecuencias de este tipo de conductas…
E P: Que muchos dicen ahora que son la principal amenaza para el futuro…
S G: ¡Eso es! Supuestamente la depresión ha aumentado drásticamente, y también los trastornos de la personalidad y la conducta antisocial… Pero… ¿sabes? Nuevamente, hay una solución: prestar más atención a la primera infancia, que es cuando empiezan estas cosas.

8 comentarios:

José Antonio Bustelo dijo...

Hola, Airenita. ¡Lástima venir a enterarme con un mes de retraso del encuentro en el Parque García Sanabria por el Día Internacional de la Libre Educación! Te aseguro que no me lo hubiera perdido. Acabo de conocer tu blog investigando en este fascinante mundo de la educación en casa. Soy escritor de divulgación científica y educador, y estaba buscando la manera de contactar con familias que educan en casa, residentes en Tenerife como yo... y he tenido la fortuna de toparme con tu blog. Me gustaría que contactáramos pues desearía participar con la preparación de materiales educativos que os puedan ser de utilidad, y compartir experiencias con las familias que habéis optado por el homeschooling. Espero tus noticias. Un abrazo.

José Antonio
joseantonio.bustelo@gmail.com

Airenita dijo...

Hola José Antonio, bienvenido a Libres como el volcán. El encuentro por el DILE nos dio la posibilidad de presentar nuestras propuestas a la gente que se encontraba con los niños en el parque y hablar del tema con unos pocos que se han desplazado para la ocasión. Ya te escribo a tu mail para que podamos hablar más del tema y que conozcas un poco el panorama.
Espero que nos visites de vez en cuando, vamos a ir publicando artículos sobre esas formas diferentes de ver el aprendizaje y al ser humano en general. Justo estamos empezando, te pido PACIENCIA. Sabes por qué, ¿verdad?
Un abrazo
Aire

Anónimo dijo...

Todavìa sigo pensando en que me parece increible que nos tengan que decir lo que tenemos que hacer con nuestros hijos,pareciera que toda esa infromaciòn valiosa quedò borrada de nuestro cerebro.Increible tambien es que la gente haga sus opiniones cuando te ven con tu hijo en brazos,juegas mucho tiempo con el,lo coges y lo ayudas cuando se cae.....a veces esta sociedad es muy perversa.
A veces siento que desde que naciò nuestro peque hemos tenido un gran despertar,para adentro y para afuera.
Un abrazo

Airenita dijo...

Pues sí, Malvina, lo mismo pienso. Los especialistas nos dicen lo que nuestro instinto ya nos decía antes. Amor, amor y muchos brazos. Pero siempre escuchando al especialista, porque lo peor es que hemos perdido la confianza en nosotros mismos como padres. Para mí el nacimiento de mi hijo ha sido como un renacer, el "despertar" como dices. Me pregunto ¿como hemos podido vivir antes sin él, tantos años juntos... y sin él?
¡Bienvenida! es un placer contar contigo aquí, en mi rinconcito.
Besos a los tres.

paloma dijo...

Hola Airenita,me alegro que hayas vuelto a escribir...o sea ¿que tu cumple es el nueve de noviembre? Cómo mi pequeño Samuel....Un beso.

paloma dijo...

"En la fusión emocional se plasma la vivencia propia con la vivencia del bebé nacido, con la vivencia del bebé que hemos sido" L.Gutman.

Anónimo dijo...

Hola guapa, estoy mirando tu blog, cada vez una parte nueva y hoy me ropé con este post, aún no he leído la entrevista.
Nunca has pensado que tal vez necesitabas nacer en esta familia, con esos padres y en esas circunstancias para poder ser lo que eres, para poder ser la madres que eres, la madre que aprende con su hijo, la madre que ama y sabe cual es su postura frente a la vida. Creo que haces una labor increíble por tu hijo, por tí, por tu familia, por los niños y por el mundo!!
un besote

Airenita dijo...

Hola XaManZ¨, la entrevista es muy buena. Me doy cuenta que leer cosas largas así en un blog es un poco incomodo, pero no quería poner solo enlaces y que se perdiera un día eso que es más importante que mi introducción.
Yo nací en una familia numerosa. Mi abuela paterna vivió con nosotros y además compartíamos el patio con mis tías abuelas y con mi bisabuelo. Todos ellos eran la tribu que nos cuidaba cuando mis padres iban a trabajar. Viendo las familias de mis amigos de entonces sí eramos unos privilegiados. Pero cuando yo nací a finales de los sesenta las modas y las ideas de crianza eran bien distintas, se amamantaba cada tres horas y los bebes nacidos obligatoriamente en los hospitales eran forzados a aguantar el hambre. Mi madre me cuenta que una enfermera le traía a mi hermano por la noche (de contrabando ;)) porque decía que era tan terco que no se calmaba con el biberón y chillaba como un poseso, que lo durmiera en la teta y ella lo llevaría dormidito al nido. Eran tiempos de negar las necesidades del bebe.
Pero lo más importante que pasó en mi familia fue que 11 meses antes de mi nacimiento mis padres perdieron a su primera hija (que no llegaba tener aun dos años) en un incendio. Tenían además a otra bebe de meses con una intoxicación grave en el hospital. Te puedes imaginar lo que me llegó a través de la placenta durante todo el embarazo. Nunca en casa hablábamos del tema. Todo lo que sé lo sé por mi abuela y mi tía. Era el único tema tabú. Mi madre no quería vivir, se pasaba los días tumbada en la tumba de su bebe. Luego se iba recuperando poco a poco, volvió a trabajar, volvió a la cotidianidad... y enseguida nací yo. Creo que mi madre tenía miedo a querernos incondicionalmente, querernos demasiado, se puso una coraza, no sabía como vivir con este dolor. Mi padre era un enamorado de los niños y con el jugábamos, leíamos, con el los días se pasaban demasiado pronto. Era así también con sus nietos. Cuando se fue nada ha vuelto ser igual en casa. Mi madre tiene una virtud muy grande: nos acepta como somos y ahora está aprendiendo con nosotros a hacer caso a sus sentimientos. Tenemos una amistad grande. Pero cuando le cuento cosas de mi infancia a mi hijo me dice: como podías vivir sin besos, mamá, como sobreviviste sin abrazos, sin teta. ¿dime como?